Recientemente participé en un retiro de silencio y meditación en el que se nos animó a los participantes a llevar un registro de nuestras experiencias y reflexiones en un diario, es decir, practicar la técnica del denominado journaling (estamos cada vez mas invadidos de anglicismos!) o mantener un diario personal. En diferentes momentos del retiro tuvimos meditaciones enfocadas en algún pensamiento o experiencia específicos, como por ejemplo, descubrir y reconectar con nuestra cualidades más esenciales e intrínsecas y observar qué es lo que bloquea su expresión natural en nuestra vida. Después de la meditación disponíamos de tiempo específico para reflexionar y escribir sobre la experiencia, y al mismo tiempo, dejar que se plasmara en el diario todo lo que necesitáramos o sintiéramos en ese momento e ir ampliando así nuestra auto-exploración.
Como varios participantes comentaron al final del retiro, la práctica de plasmar las experiencias, aprendizajes y reflexiones en las páginas del diario tuvo un efecto realmente mágico, sanador y terapéutico. Era como estar hablando con alguien y sentirte escuchado y comprendido. Y todo lo hacía uno mismo.